En la esquina noreste de España el viento azota fuerte, tanto que muchas de las millones de gotas del mar acaban en tierra, en una suerte de bruma continua que genera una sensación constante de salinidad. [break]
El lugar es verde, costero, con piedra y granito en los suelos, con lluvia y humedad en el aire. Un terreno rodeado de pinos alberga una hermosa edificación rodeada de viñedo. El sueño de un gallego por el albariño que cristalizó en sus descendientes de segunda y tercera generación. Los Otero, la familia detrás de Granbazán.
Existen bodegas con historias bonitas y otras sirven de perfecto ejemplo para contar conceptos vinícolas. Granbazán tiene ambas cosas pero en esta ocasión preferimos contaros la singularidad del albariño con sus vinos como buen ejemplo. El de la magnífica acidez del albariño y el hecho de que muchos paladares busquen continuamente la salinidad chispeante de su trago refrescante. Pero también el del paso del tiempo en el vino, que en los blancos no siempre ha sido bien entendido.
Para hablar de la salinidad del vino un buen recurso metafórico es imaginar que te ha revolcado una ola de mar. A casi todo el mundo le ha pasado y la mayoría recuerda esa sensación de agua de mar salada, que te hace salivar incluso pasado un buen rato del suceso. Y si no has tenido la fortuna de que una ola te pille desprevenido, funciona también recordar un paseo por orillas rocosas bañadas por la espuma. Resulta que algunos albariños, como los de Granbazán, tienen el poder de llevar a nuestra memoria esos momentos.
Metáforas aparte sobre los recuerdos olfativos que evoca, otra de las señas de identidad del albariño es su acidez. Es la columna vertebral de su capacidad de envejecimiento. Al igual que pasa con las personas, cuando son jóvenes son eléctricos, vivos, impetuosos, algo exagerados en ocasiones. Y tras el paso del tiempo se refinan, se atenúan, se redondean y evitan los sobresaltos y las aristas.
Esa acidez juvenil es sabrosa, crujiente, cítrica y exuberante en la añada 2016 y es sosegada, elegante y equilibrada en 2015. Un año ha pasado. Es el ejercicio que os proponemos con esta Venta Privada de Granbazán, pensada para que disfruteis descubriendo matices como de hecho nos ha pasado en el comité de cata con sus vinos. Granbazán etiqueta verde con una propuesta de albariño clásico, muy varietal y fresco y Granbazán etiqueta ámbar haciendo lo propio con lo mejor de la finca y una vinificación que buscar proporcionar interesantes matices.
Completa la Venta Privada su Granbazán Limousin, un pionero entre los albariños envejecidos en roble. Complejo y con matices propios que aporta la madera en un blanco. Elegante como de hecho es Manuel Otero, fundador de Granbazán, el hombre de gabardina y sombrero que aparece en el vídeo homenaje a las 35 vendimias de la bodega.
Fundada en 1981 y adquirida por Pedro Martínez Hernández (Baigorri y Quinta do Sil) en 2017, Bodegas Granbazán se encuentra en el corazón del val do Salnés.
De lunes a jueves de 09:30 a 18:30 y viernes de 09:30 a 15:30 (excepto festivos)
General: 91 198 12 37
Lu/Ju 09:30 a 18:30
Vi 09:30 a 15:30.
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