Puede que no conozcas a este productor, pero si viajas a Francia comprobarás desde el primer momento su enorme magnitud. Por algo será. [break]
Su presencia en el país vecino es apabullante: restaurantes, tiendas especializadas, ultramarinos… Su amplia gama encuentra hueco en un mercado tan exigente como el galo y ahora nosotros tenemos acceso a sus creaciones de perfil más sugerente y mediterráneo.
Sus propias botellas dejan entrever el espíritu que esconden en su interior. Con la serie Côte des Roses tendrás el regalo perfecto para quedar de lujo si te invitan a cualquier “sarao”, ya que su icónica figura se asemeja a un ramo de rosas si observas su base.
Por su parte, Art de Vivre nos evoca a la época de las ánforas romanas con un formato que no deja indiferente. Incluye además un monovarietal perfecto para probar la Clairette, una uva autóctona del Languedoc que rebosa fluidez y frescura.
Bertrand ha creado un imperio basado en la manera más difícil (y bella) de elaborar vino: la biodinámica. Un esfuerzo que tiene su recompensa tanto en la vid como en el ecosistema.
Encontró así el leitmotiv de su proyecto, ya que lo considera como la única forma de sostener nuestro planeta. Mediante el equilibrio entre el viñedo, el suelo y la vida animal y humana se crea un entorno que proporciona los elementos necesarios para elaborar toda una familia de vinos sin artificios.
Este proyecto es toda una referencia de la viticultura biodinámica en la región de Languedoc. Un ejemplo de apuesta por una viticultura comprometida con su entorno para conseguir la excelencia.