No mires de reojo si te dicen que en Guadalajara elaboran vinos. La familia Fuentes recupera desde 1999 una tradición vitivinícola que en el siglo XV llegó a la Corte. [break]
Hace casi seis siglos Juana la Loca y Felipe el Hermoso debieron beber vino de Cogolludo cuando fueron invitados al palacio de la Casa de Medinaceli en esta pequeña localidad de Guadalajara. Eran tiempos dorados para aquel vino, cuando la población llegó a tener el 50% de su tierra cultivable plantada con viñedos.
Pero a principios del siglo XIX la plaga de la filoxera arrasó las viñas y acabó con los vinos de este lugar. Los habitantes tuvieron que buscar otra actividad económica con la que salir adelante mientras la historia vitivinícola caía en el olvido.
Hubo que esperar al año 1999, cuando la familia Fuentes decidió apostar por Finca Río Negro, ubicada a casi 1000 metros de altitud, tras diez años de búsqueda de tierras. El clima que alcanza los -20ºC en invierno, con grandes diferencias de temperatura entre el día y la noche, una tierra agreste y una historia algo decadente no asustaron a José Manuel Fuentes.
Este palentino de Cisneros afincado en Madrid dedicado a la asesoría empresarial tenía las ideas claras. “Nació pisando uvas en el lagar”, según nos cuenta Víctor Fuentes, su hijo y director comercial de la bodega, “él quería volver a plantar viñedos en la zona”. Y así empezó, elaborando vinos de garaje a partir de una hectárea.
La cercanía a Madrid, el afán por recuperar una tradición vitivinícola en Cogolludo y un terruño único -suelos ácidos, arcillosos en una primera capa, con piedras y cantos rodados- le empujaron a emprender un proyecto que actualmente se encuentra en pleno crecimiento.
De las 42 hectáreas actuales de viñedo, el 60% es uva Tempranillo. El resto está plantado con Syrah, Cabernet sauvignon y Merlot. Con ellas elaboran dos de los vinos que te presentamos en esta Venta Privada: 992 Finca Río Negro, un vino joven que debe su nombre a la altura a la que se encuentra el viñedo, y Finca Río Negro, de Tempranillo y Syrah que presume de contar con 93 puntos Peñín.
De las 9,2 hectáreas de uva blanca plantada, todo es Gewürztraminer, con la que elaboran un monovarietal al estilo de Alto Adige (Italia), un vino seco criado sobre lías durante cuatro meses con un final especiado y un toque amargo que invita a un nuevo trago.
Además, la bodega cuenta con media hectárea experimental, en la que tanto José Manuel Fuentes, como sus dos hijos, Fernando y Víctor, prueban la adaptación al ecosistema de sus variedades favoritas. Pinot noir, Viognier y Graciano, además de Verdot, por la que apuesta el enólogo que les asesora: Juan Mariano Cabellos.
A finales de los años 90 la familia Fuentes decidió poner en marcha las Bodegas Río Negro. De esta forma hizo realidad su ilusión de elaborar uno de los vinos más particulares de España recuperando la tradición vinícola de la zona.
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