Últimas gotas
Que el Priorat es una de las regiones vinícolas con más encanto del mundo es algo que todos sabemos. Pero que podamos sentirla en nuestro paladar como si estuviéramos en ella es algo solo reservado a sus mejores vinos. [break]
Entre los proyectos que más respetan el entorno de esta comarca, hay uno que desde hace años ocupa un lugar en nuestros corazones. Ese no es otro que el de Sergi Ferrer-Salat y Raül Bobet, quienes elaboran a partir de sus suelos, climas y variedades unos vinos que son la pura esencia de su origen, y que no por casualidad ostentan 94, 95 o 96 puntos Parker.
Quien les escribe estas líneas eligió para dar carpetazo a un, digamos que mejorable 2020, un vino que le dejara el mejor sabor de boca posible. Y entre las propuestas, el elegido fue un Ferrer Bobet de 2017. ¿Casualidad? No lo creo. De los tres vinos de esta venta, el Ferrer Bobet es el que puede entregar más satisfacción por menos euros. Hablamos de un vino profundo y fresco al mismo tiempo, persistente pero amable, y elegante a la par que con mucho carácter. ¿Pura contradicción? No, puro Priorat.
Si subimos un peldaño (y es que si de algo saben en el Priorat es de subir) nos encontraremos con Ferrer Bobet Vinyes Velles, con 4,4 estrellas de valoración media entre nuestra gente y con 95 puntos Parker en su haber, cifras que infunden mucho respeto. Aquí, otras variedades minoritarias de la zona como la Syrah o la Cabernet ceden el protagonismo a las verdaderas artífices de estos tesoros líquidos: la Garnacha y la Cariñena, las uvas por antonomasia de esta tierra, que cultivadas sobre suelos pizarrosos dan una inmensa complejidad mineral en la copa.
El tridente de lujo de Sergi y Raül lo completa su Selecció Especial, con la mítica etiqueta negra que a simple vista ya lo distingue del resto de las creaciones de la casa. Se trata de un tinto del que apenas se elaboran 3.000 botellas por añada. Aquí, la Cariñena toma el control para regalarnos un recuerdo que perdurará en nuestro recuerdo para siempre. Frescura y frutos maduros a raudales, cremosidad, toques especiados y, por supuesto, mineralidad. La de la llicorella que domina los suelos de esta comarca que en otros tiempos fue tan olvidada y, desde hace años es el olimpo de cualquier amante de esos vinos capaces de dejar una huella imborrable. Sí, Ferrer Bobet lo ha vuelto hacer.
Ferrer Bobet nace de la pasión por la cultura del vino de dos viejos amigos, Sergi Ferrer-Salat y Raül Bobet, y de su firme compromiso con el desarrollo económico y social del Priorat.
De lunes a jueves de 09:30 a 18:30 y viernes de 09:30 a 15:30 (excepto festivos)
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Vi 09:30 a 15:30.
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