Pocos vinos hay tan ligados a un territorio, a una identidad y a una manera de entender la vida como la manzanilla de Sanlúcar. Es el vino de la luz, el mar y la brisa en Bajo Guía. [break]
Decir manzanilla es decir Sanlúcar de Barrameda y viceversa. Para que exista tiene que haber Doñana, el barrio de Bajo Guía, los vientos de poniente, la uva Palomino y las tierras albarizas.
Tiene que haber botas antiguas por las que siga pasando el tiempo y bodegas centenarias como Delgado Zuleta, que lleva cuatro siglos elaborando manzanillas en el complejo sistema de criaderas y soleras.
Tiene que haber sabios capataces que sepan mantener vivo el misterio del velo de flor, entre sacas y rocíos, en penumbra y en silencio. Tiene que haber personas entregadas a un oficio que requiere paciencia.
Estos elementos ineludibles confluyen para que la familia Delgado Zuleta haya mantenido el arte bodeguero ancestral durante siglos, ese que permite obtener vinos auténticos, unos más ligeros y otros más recios, pero todos con el carácter tradicional de la manzanilla.
En esta Venta Privada encontrarás manzanillas como las de antes, como La Goya, que este año cumple su centenario, un vino de leyenda, el emblema de Delgado Zuleta. Con ella se quiso homenajear a la famosa cupletista Aurora Jauffret, apodada La Goya.
Junto a ella, encontrarás Goya XL, quizás la más recia de todas, la más antigua y con más crianza media (de 10 a 12 años), la que pide refrescarla con otra manzanilla más joven para que el velo de flor no muera todavía. Son palabras mayores.
En este recorrido por las manzanillas de Delgado Zuleta llega el momento de Barbiana, más ligera y fresca, con menos crianza media, una marca que la bodega adquirió tras la fusión con Rodríguez La-Cave en 1978.
Y, de repente, la sorpresa de la saca especial de las soleras seleccionadas por Armando Guerra, enólogo y heredero de la famosa Taberna der Guerrita, uno de los responsables de fomentar el culto a la manzanilla en nuestro país y de dinamizar la escena del vino de Jerez dentro y fuera del Marco.
Viene en tamaño magnum, es una manzanilla enorme, de casi siete años de crianza media, que surgió de la colaboración de Armando con Delgado Zuleta, a raíz de la relación de su padre con la bodega, donde trabajó durante cuarenta años.
Y luego están los amontillados sanluqueños: Monteagudo, de 12 a 14 años de crianza media, la evolución de la manzanilla La Goya, y Quo Vadis, un amontillado maduro que sobrepasa los 40 años de media, la evolución natural de la manzanilla Goya XL. Un vino perfume que conquistó a Luis Gutiérrez en su cata para The Wine Advocate, en la que le brindó 97 puntos Parker.
Se dice que esta es una de las más antiguas del Marco de Jerez. Sus orígenes se remontan al siglo XVIII, cuando su fundador, Francisco Gil de Ledesma y Sotomayor, inició su actividad.