Los vinos gastronómicos se disfrutan por partida doble. Tienen el poder de descubrirnos nuevos sabores cuando la comida entra en juego. Aquí va una guía gastro para acompañar estos vinos. [break]
Llega una nueva añada de Portal Blanco: un mix en el que la Garnacha tiene cada vez más protagonismo. Disfrútalo con un pollo al horno, unos langostinos a la plancha o un plato de espaguetis a la carbonara.
Portal Tinto te pedirá carnes con cierta grasa. Pruébalo con platos de cerdo o cordero, y si están condimentadas con hierbas como el tomillo o el romero mejor que mejor. Puro mediterráneo.
L'Avi Arrufí blanco, un 100% Garnacha blanca con siete meses de crianza en barrica, funciona de mil maravillas con risottos de boletus, paellas y salmón ahumado. Un vino que ofrece, de nuevo, enormes posibilidades gastronómicas.
Los tintos Sa Natura y L'Avi Arrufí tinto, con una proporción mayor de Cariñena, necesitan de comidas más contundentes para disfrutarlos. Prueba con las carnes de caza: buey o ciervo con setas y estofado de jabalí.
Mather Teresina es de los más potentes y carnosos de Celler Piñol. Un tinto ideal para disfrutarlo en la sobremesa con un puro. Si no eres de esos, opta por acompañarlo con carnes rojas como la ternera. Verás qué bien.
Si buscas algo más ligero y suave, Finca Morenillo es tu opción. Una rareza que viene a ser la Pinot noir de la Terra Alta por su suavidad y elegancia. Acompáñalo de quesos de mediana curación, embutidos y carnes a la brasa.
No te olvides de Josefina: un blanco de vendimia tardía en versión mediterránea. La cara más dulce de la Garnacha blanca es ideal para acompañar un foie, una crema catalana, una tarta de queso o los mismísimos panillets de almendra o piñones.
Corría el año 1995 cuando Celler Piñol embotelló su primer vino: un blanco elaborado principalmente con Garnacha blanca, la uva reina de la denominación de origen Terra Alta.