Esperar a un vino no siempre es sencillo. Para los que han tenido la paciencia y el buen tino de almacenarlos como es debido, descorchar una añada antigua es un gran momento.
Y es que en el mundo del vino también podría aplicarse la máxima de que el tiempo pone a todo el mundo en su lugar. Existen vinos que evolucionan increíblemente, que se han ido afinando lentamente, que van puliendo sus aristas de juventud para mostrarnos una faceta llena de sensaciones complejas y delicadas.
Los bordeleses esto lo saben bien, sus vinos aguantan bien en el tiempo y están más acostumbrados que nosotros a esperarlos. Por ello, cuando Nathanaël Berbessou, el fundador bordelés de Bodeboca, abrió hace poco una de sus botellas del Bohórquez Reserva 2005 no pudo resistirse a contárnoslo. Como consecuencia directa, y porque nos encantan las buenas recomendaciones, nosotros no nos hemos resistido a intentar localizar las últimas botellas de una añada que no se consigue ya en el mercado.
Este Ribera de páramo, de corte clásico y filosofía bordelesa, está actualmente en un momento maravilloso de consumo. Doce años después entrega maneras de grande. Un cupo reducido de botellas - las que ya son las últimas de la bodega - nos ofrece la ocasión perfecta para comprobar la buena evolución de un gran vino. Pulido, equilibrado, sedoso, tiene un increíble “saber estar” que sólo dan los años.
Bodegas Bohórquez toma su nombre del fundador del proyecto, el ingeniero agrónomo D. Javier Bohórquez, reflejando así el compromiso de la familia con la bodega.
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