La última ‘review’ de Luis Gutiérrez en Gredos ha dejado un reguero de puntos a su paso, y sin duda uno de los proyectos mejor parados en la zona ha sido el de Canopy. [break]
Fundada hace más de 15 años, Canopy fue una de las primeras bodegas en apostar por la elaboración de vinos de calidad en esta parte del centro de la península en la que, hasta hace no tanto, primaban las producciones a granel. Ahora, su vino La Viña Escondida, uno de los más mimados de la casa, se ha convertido en un tinto de culto que presume de 95 puntazos Parker.
Parte del mérito de creer en Gredos como una de las mejores zonas de España para la elaboración de garnachas jugosas, fluidas y de altísima calidad, es de Alfonso Chacón y Belarmino Fernández, los dos socios de Canopy. Estos amigos crearon en 2004 un proyecto libre de prejuicios en el que los únicos protagonistas eran el viñedo y las uvas que nacían en ellos.
Una vez en bodega, ambos pusieron en práctica desde el primer día técnicas tradicionales como incorporar el raspón, el pisado y el uso de pequeños depósitos. Unas elaboraciones nada ortodoxas para la época que suscitaron ciertas suspicacias, y que ahora, años después, son tendencia entre los críticos y los winelovers de pro.
A su ya mencionado La Viña Escondida, que seguramente es la culminación del trabajo bien hecho durante más de tres lustros, hay que sumarle otros vinos muy conseguidos y más asequibles si cabe para el bolsillo. Ese es el caso del tinto de sed Castillo de Belarfonso, del afrutado Tres Patas o del elegante Malpaso, la excepción que confirma la regla, pues no está elaborado con Garnacha sino con Syrah.
Aunque en estas fechas en las que el calor ya aprieta, lo que se agradece especialmente es un blanco, y si es de un vino tan original como Loco, con su camisa de fuerza incorporada a su etiqueta, mucho mejor. Junto a él, las suaves garnachas que componen Kaos y Congo nos invitan a contemplar este distópico verano de 2020 que tenemos por delante con cierta dosis de optimismo.
Bodegas Canopy es un proyecto joven que nace en 2004 por iniciativa de dos amigos enólogos con personalidades muy diferentes, Alfonso Chacón Gil y Belarmino Fernández Bombín.