Elegante y con mucho brío, así es Jerez y así son estas referencias de Álvaro Domecq, el famoso rejoneador que simboliza en carne y hueso el espíritu de esta región. [break].
A partir de las fascinantes fincas de albariza y de las prestigiosas soleras, nace esta selección con duende en la que este genio jerezano une sus dos pasiones, el vino y los caballos.
Gracias a la influencia de los indomables vientos atlánticos y de una precisa elaboración, estos fortificados hechizan a nuestros socios cada año.
¿Qué tienen en común el vino y los caballos? Pues Domecq, hombre más de hechos que de palabras, nos lo explica con su obra vinícola en la que cada etiqueta es una ilustración de uno de sus emblemáticos equinos.
Al igual que el carácter de estos majestuosos animales, en gran parte, se define a partir de su crianza, las creaciones de Álvaro también exhiben perfiles opuestos en función de su maduración.
Empezando por su Fino La Janda y su Manzanilla La Jaca que, gracias a la crianza biológica bajo el velo de flor, regalan el coraje y el ímpetu de sus potros más bravíos.
La Janda llega galopando al paladar donde se expresa punzante, limpio y vertical, ofreciendo los aromas clásicos almendrados y de levadura de este estilo; la Jaca, captura la esencia más salina y marítima de Sanlúcar.
Oloroso Alburejo muestra la templanza, la nobleza y la armonía de los caballos con más experiencia. Gracias a los 15 años de crianza oxidativa, hipnotiza con su intenso gusto de notas tostadas, de frutos secos y de cuero. Llega al paladar con paso firme para permanecer en el recuerdo.
Por último, las joyas más dóciles y golosas, su Cream Aranda y su PX Viña 98 son la guinda final de esta colección. Si quieres sentir todo su poderío, disfrútalas junto a postres de chocolate, de vainilla y de crema pastelera.
La historia de Bodegas Álvaro Domecq se remonta a 1850, año en el que se funda Bodegas Pilar Aranda, que durante siglos se consolidó como uno de los productores de mayor calidad del Marco de Jerez.