Alonso del Yerro

En la Ribera del Duero no es fácil encontrar bodegas familiares que se alejen intencionalmente de las grandes cifras, y que cuiden y limiten la producción de sus vinos por encima de todo. [break]

Tampoco es fácil encontrar viñedos tan pequeños, mimados como si de un jardín se tratase, milimétricamente estudiados de palo a palo. En Alonso del Yerro tienen muy claro que su gran virtud es, precisamente, el tamaño reducido y convenientemente acotado del proyecto. 

Un tamaño que recuerda más bien al tipo de bodega que podríamos encontrar en Borgoña, por ejemplo. En el que se dedica el tiempo necesario para que todo ocurra sin prisas. Un viñedo que como ellos mismos señalan "es de dimensión humana". 

Y la dimensión humana de la familia detrás de los apellidos Alonso del Yerro es de una clase de gente que es discreta, trabajadora y con buen gusto. Se percibe en la calidez del trato y en los detalles que nos muestran en su bodega. Detalles como una sala de barricas decorada con la colección de pañuelos atesorados a lo largo de una vida de María del Yerro. Un gesto que nos habla de la vertiente familiar que impregna cada rincón de la bodega. 

Las parcelas, los vinos, incluso los depósitos, todo lleva el nombre de un miembro de la familia y por tanto, podría decirse que cada vino que sale de allí lleva un poco de la historia vital de esta familia. Para que podáis entender quiénes son y cómo piensan, hemos entrevistado a Miguel Alonso del Yerro para nuestro blog Vignerons.

Una entrevista que nos dibuja los contornos de este proyecto cuidado que se encuentra entre lo más exclusivo y diferencial de la Ribera del Duero. Alonso del Yerro, María o Paydos definen el contenido, ahondan y profundizan en la filosofía de esta bodega que no produce vinos, los sueña. Y nosotros podemos tener el privilegio de asomarnos a ellos en cada botella.