Bodegas Casa Corredor

La Forcallat es la piedra angular de Casa Corredor. Muy extendida años atrás en la Comunidad Valenciana, Murcia y Castilla-La Mancha, de donde es originaria, fue viéndose sometida al abandono en favor de otras variedades más comunes y de un cultivo más sencillo. 

Sus cualidades únicas la convierten en la casta ideal para obtener vinos frescos, finos y elegantes que busca esta firma asentada en la localidad albaceteña de Caudete. Así queda de manifiesto en Alagú, referencia en versión tinta y rosada que encarna la apuesta de la bodega por la conservación de la identidad propia y el enriquecimiento de la cultura enológica. 

Aunque la Forcallat es la variedad principal, el viñedo de Casa Corredor está plantado con Monastrell, Tempranillo, Syrah, Petit verdot, Macabeo o Garnacha tintorera, localizándose parte del mismo en la Finca La Lagunilla, paraje de Villena situado entre pinos y almendros, lo que hace posible que sus elaboraciones puedan también adscribirse bajo la D.O. Alicante, además de la I.G.P. Vino de la Tierra de Castilla.

A la cabeza de esta recuperación del legado enológico y de terroirs está Laura Ramos, enóloga de la casa y experta en proyectos con uvas autóctonas y escasamente cultivadas. Bajo su batuta, los principios de una viticultura respetuosa con la naturaleza y sus tiempos, el mínimo intervencionismo y la combinación de las técnicas más innovadoras con la tradición, alumbra vinos honestos y con personalidad que buscan no solo procurar ese placer inmediato, sino trasladar al que los bebe a su lugar de origen.

Todo ello se forja en una cava subterránea, excavada en la roca a 10 metros de profundidad, donde los vinos pasan su tiempo de crianza en barricas de roble francés y americano tras una vinificación mixta en madera y depósitos de acero inoxidable.