Corría el final de los años 80 cuando el sector vitivinícola español andaba en plena transformación. Una nueva generación de bodegueros y apasionados del vino llevaban a cabo entonces nuevas apuestas manteniendo la esencia en zonas de arraigada tradición e introduciendo también en ellas dosis de innovación. Uno de esos vientos de cambio llegó al Barrio de la Estación de Haro con Mario Rotllant y Carmen Daurella, cuyo sueño era en 1987 aportar algo nuevo al mundo del vino. Lo cumplieron y eligieron para su nombre la primera sílaba de sus apellidos: RO-DA.
Ese mismo año quedó constituida la sociedad, que comenzó a forjar una filosofía propia con la que consiguió alzarse en no mucho tiempo como una de las bodegas de mayor prestigio de La Rioja y actual referencia de los grandes Riojas nacidos en los últimos 25 años. [break]
A ese ADN contribuye la obsesión de la bodega por el respeto absoluto hacia cada añada, que se refleja en la única utilización de los 17 pagos que mejor comportamiento han tenido durante el año entre las 150 hectáreas con las que cuenta la bodega. Igualmente, el empleo de viñas viejas y de variedades autóctonas, no comprando uva y manteniendo un control sobre los proveedores único y pionero, son otras de las acciones que dan personalidad y especificidad a la bodega.
La cara visible de esta filosofía es Agustín Santolaya, uno de los bodegueros más conocidos de España también por ser el responsable de uno de los aceites top del país. Es fácil oír escuchar a Agustín hablar del vino como el mejor transmisor de sensaciones. En ese sentido, sus vinos siguen el compromiso de respetar las características de cada terreno y de su época, ya que considera que el vino es la mejor manera de embotellar el tiempo, para lo cual es fundamental trasladar los olores, el suelo y el clima de cada momento a la botella, como trata de hacer Roda.
El resultado de este saber hacer está resumido en sus dos vinos de reserva: Roda y Roda I. El primero es un tinto que sigue la filosofía de la bodega: un vino de taninos largos y placenteros, frutal y complejo, elaborado en una añada 2008 considerada como una de las mejores de perfil atlántico que ha tenido nunca La Rioja. Roda I, por su parte, procede de una añada complicada por la aparición del mildiu, y es el resultado de una producción menor pero de una gran calidad gracias a una excelente maduración final de las uvas; un vino de que perdura e invita a seguir bebiendo.
Roda está ubicada junto al río Ebro sobre un calado centenario situado en el Barrio de la Estación de Haro donde se ubican algunas de las más prestigiosas bodegas de la D.O.
De lunes a jueves de 09:30 a 18:30 y viernes de 09:30 a 15:30 (excepto festivos)
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