Hace ya unos años que Telmo Rodríguez volvió a situarse al mando de su bodega familiar, cerraba así un círculo de muchos años y mucha experiencia adquirida, pero conservando su idea inicial intacta. [break]
Dos palabras están siempre en boca de Telmo: el gusto de cada bodega y el paraje de cada vino. Y todos los pasos que está dando en la bodega están encaminados a dotarlas de contenido en Remelluri. “Es necesario conocer muy bien cuál es el gusto de Remelluri, para añada tras añada elaborar vinos que no lo traicionen”- afirma Telmo.
El sentido del paraje es también clave en sus directrices. Todo su viñedo está parcelado, y cada parcela se elabora por separado, porque cada una de esas parcelas puede tener unas necesidades distintas, después cada una de esos vinos se ensamblan, creando en conjunto, algo más que la suma de las partes. Cada añada se incorpora a esta idea que flota sobre los vinos de esta bodega y que es la que fideliza a sus consumidores, es el llamado “gusto de Remelluri”.
La vuelta de Telmo Rodriguez a la bodega de sus orígenes ha comenzado a dar sus frutos. Los viñedos han adquirido una nueva importancia, por ejemplo, a partir de la añada 2009 elaboran suReserva solo con uvas propias. Sus vinos de la gama “Las Lindes” son un homenaje a los pequeños viticultores que llevan tres décadas aportando sus uvas a esta bodega, y siguiendo con las ideas que enarbola Telmo, se delimitan por sus poblaciones: dos nombres que son dos pilares históricos del vino riojano: Labastida y San Vicente de la Sonsierra.
Remelluri es una inmensa granja, una finca vitícola que data del siglo XIV con un viñedo original. Sus vinos son de finca, elaborados en una única propiedad y con un alma que se encuentra precisamente en las vides antiguas, sometidas a bajos rendimientos y cultivadas mediante una agricultura tradicional y respetuosa con el entorno. Por ello, y quizás desde siempre, ha sido un interesante modelo de bodega que da prestigio a toda una denominación.
Quienes conocen bien Remelluri suelen decir que el origen de la Granja se pierde en la noche de los tiempos. Una necrópolis en el centro de la finca así lo atestigua.