A lo largo de su curso fluvial, el río Ebro va dibujando meandros serpenteantes que cortan caminos y dan lugar a hermosos paisajes. Uno en concreto abraza tres terrazas sobre las que encontramos las cepas de Finca Valpiedra, una de las bodegas riojanas que elabora con un viñedo propio y la única de esta D.O que forma parte de la asociación privada Grandes Pagos de España.
Estos meandros son los responsables de un tipo de suelo muy particular, de tipo aluvial, con cantos rodados, que otorga unas características concretas a los vinos de la finca. La luz del sol se reflecta en la piedra y mantiene la temperatura a lo largo del día, además de proporcionar un drenaje que sienta fenomenal a las cepas. Por otro lado, la masa de agua del río condiciona el clima de la finca, creando una humedad constante y minimizando el riesgo de heladas. [break]
El viñedo de Valpiedra está formado por casi 80 hectáreas de cepas viejas Tempranillo, las mismas que estaban mezcladas con Viuras en el terreno primigenio y en los que se buscaba, como ahora,la calidad y no tanto la cantidad. Junto a ellas, 5 hectáreas de Graciano y 4 de Maturana Tinta, una variedad autóctona que se recuperó y sustituyó a la Cabernet Sauvignon debido al aporte de color, buena acidez y buena capacidad de envejecimiento que proporciona a los vinos.
Sin embargo, es el canto rodado el mejor hilo conductor de esta bodega. Todo gira en torno a estas piedras de formas redondeadas que, además, son del mismo tipo que alumbran los míticos Châteauneuf-du-Pape del Ródano. Por si os estabais preguntando cómo se traduce esto en el vino, os diremos que los de Finca Valpiedra son más minerales, más balsámicos y también más estructurados, aunque siempre elegantes.
Más de 120 años de historia avalan la tradición de la Familia Martínez Bujanda en la elaboración de sus vinos, siendo hoy en día un grupo formado por 5 bodegas.