Jerez está de moda y mucho. En la búsqueda de estos vinos singulares hay una parada obligatoria. La de Sanlúcar de Barrameda y Barbadillo, los creadores de la Manzanilla más reconocida en todo el mundo. [break]
También son los creadores de la Manzanilla más antigua documentada. La primera vez que aparece la denominación 'Manzanilla' nos lleva al 1827, concretamente aparece en una bota que Benigno Barbadillo envió a Filadelfia, Estados Unidos.
Barbadillo no es solamente un vino, aunque sea el nombre de uno de los blancos más vendidos en España. Es una bodega y para ser precisos, 17 bodegas, todas ellas situadas en Sanlúcar de Barrameda y todas oscuras, frescas y orientadas en perpendicular al mar.
La ubicación de Sanlúcar de Barrameda no es baladí. Abundante aire, una temperatura ambiente de entre 15 y 20 grados centígrados y una alta humedad, todo ello propicia que se den parte de las condiciones necesarias para que el enigmático velo de flor haga su aparición estelar. Una especie de “accidente biológico” buscado y anhelado que aporta complejidad y singularidad a los vinos.
Vinos que en todo caso deciden su propio destino mientras permanecen en las botas. Aunque la cata del capataz y la tiza parecen determinar su destino final, son ellos los que tienen la última palabra. La razón por la que los llaman “vinos vocacionales” tiene mucho que ver con la evolución singular que experimentan.
Algunos serán criados completamente bajo el velo de flor, en una crianza biológica, como es el caso de la Manzanilla Solear, que pasa seis años en este estado. Otros, que aparentemente nacen para ser una Manzanilla, rompen el velo y se convierten en Amontillados, como es el caso del Amontillado Príncipe de Barbadillo, con 8 años de crianza biológica y 6 de crianza oxidativa. Rizando el rizo tenemos a los Palo Cortados como el Obispo Gascón, producto de unas botas concretas que se habían marcado inicialmente como amontillado o como oloroso y que en algún momento sufren una evolución caprichosamente distinta y se convierten en Palo Cortado.
Sin olvidar por supuesto los que van a tener desde el inicio una crianza oxidativa – a merced del efecto del oxígeno – es el caso del Oloroso Cuco con 12 años de crianza oxidativa. Pero también del Moscatel Laura, en este caso cuenta con 15 años de crianza oxidativa de los mostos de la variedad Moscatel.
La historia de Barbadillo se remonta a 1821, año en el que empezó a elaborar manzanilla. Desde entonces, no ha dejado de evolucionar buscando siempre vinos que sorprendan y dejen huella.