Astobiza

Si los catas a ciegas y luego te decimos que es un txakoli no lo creerías. Posiblemente no encaja con tu idea del txakoli clásico y la verdad es que no lo es. [break]

Se trata de un txakoli seco, afrutado, con color, aroma y sin aguja. Mucho más cercanos al concepto que todos tenemos de vino blanco pero con las particularidades de unas variedades autóctonas únicas.

Suaves y elegantes pero sobre todo increíblemente gastronómicos. Cada uno de los tres vinos que presentamos en esta Venta Privada lleva implícita la promesa de un maridaje exquisito. Si estás pensando en organizar una velada especial y quieres sorprender a tus invitados, Astobiza es tu bodega.

Empieza por lo que en teoría debe ser el final y deja a todos boquiabiertos. Elige el Astobiza Late Harvest para acompañar un buen plato de jamón ibérico de bellota o un foie micuit y un plato de quesos de cabra. La fusión de este vino de cítricos y amielados, con aromas tropicales y recuerdos minerales es única. Una boca equilibrada, envolvente y cremosa pero a la vez con gran acidez, pone el contrapunto perfecto a estos entrantes.

Si el homenaje va de marisco Malkoa es el vino. Ostras, percebes y quisquillas, pero también txangurro frío, merluza y rape frito, quesos de oveja y una buena cuña de Idiazabal. Malkoa ofrece un trago cítrico, largo y mineral, con una nariz compleja de recuerdos de almendra, levaduras y brioche. Un maridaje de contrastes en toda regla.

Astobiza 2016, el vino homónimo de la bodega, ofrece una versatilidad sin paragón. Se trata de un blanco con agradables recuerdos de pieles cítricas, hinojo y anisados, con un trago largo, cítrico y floral. Le irán bien los mariscos fríos pero también los pescados poco hechos. La cocina japonesa basada en producto encuentra su mejor aliado en este vino. Y para los más queseros, la combinación con un queso gorgonzola o con un cabrales es sencillamente fascinante.