La finca Chozas Carrascal se encuentra ubicada en San Antonio de Requena, a medio camino entre las poblaciones de Requena y Utiel, y es una de las 17 bodegas españolas con categoría de Vino de Pago.
El proyecto, que se inició en 1990 con la adquisición de la finca, está liderado por Julián López y María José Peidro, dos apasionados del mundo del vino que involucran también a sus hijos en el futuro de la bodega a través de valores como el equipo humano, el esfuerzo y la pasión por la tierra.
La finca, con 35 hectáreas de terreno en las que conviven viñas, almendros y olivos, está situada en lo alto de un pequeño montículo, a unos 700-800 metros de altitud sobre el nivel del mar. Esta ubicación permite que la finca tenga un clima menos mediterráneo de lo que se podría presuponer, predominando un tiempo más continental, con inviernos largos y fríos y veranos calurosos y con amplias oscilaciones térmicas.
El suelo es calizo en toda la finca, con más tendencia a arenoso o arcilloso según nos encontremos en una zona u otra. Así, en la zona más alta el suelo es pedregoso y muy poco fértil, con poca profundidad y escasa retención de agua; además de estar muy bien aireado y con una alta insolación. En esta zona el viñedo ofrece producciones muy escasas pero de alta calidad, dando lugar a los mejores vinos de la casa, que son concentrados y con aromas marcadamente minerales.
La bodega, que se caracteriza por vendimiar siempre de madrugada (cuando la uva está más fresca), vinifica cada variedad por separado. Conviene recordar que Chozas Carrascal trabaja con hasta 11 variedades de uva distintas, y cada una fermenta de forma independiente.
En total, la bodega tiene una capacidad para elaborar 300.000 litros de vino, para lo cual cuenta con 11 depósitos de hormigón y 14 de acero inoxidable. El comportamiento en la vinificación de ambos depósitos es estudiado por la Universidad Politécnica de Valencia a través de Francesc Girón y María José Peidro, dentro del programa de innovación que lleva a cabo la empresa.
La filosofía de Chozas Carrascal ha sido la de apostar desde el primer momento por la protección del medioambiente. En ese sentido, potencia especialmente el cultivo de la uva autóctona Bobal, además de haber sido pioneros en la plantación de variedades foráneas en la zona como la Sauvignon blanc, la Cabernet franc o la Merlot, entre otras. Desde el año 2006 trabajan sus viñedos en agricultura ecológica, y en el año 2010 los vinos de la casa recibieron el certificado ecológico oficial.