Conociendo Chile con Ricardo Arambarri

|Categoría

Ricardo Arambarri (Richi para los amigos) es el director general de Vintae. Su puesto no es meramente organizativo, sino que su figura aventurera personifica el alma inquieta de esta compañía de vinos, autora de Top Ventas como el Hacienda López de Haro. Su espíritu le lleva a prender la mecha de todas las nuevas aventuras en las que embarca a su equipo. La última ha sido elaborar vinos a 11.000 kilómetros de su Rioja natal, concretamente en Chile, donde se han lanzado a la búsqueda de viñedos singulares para elaborar Küdaw, el primer proyecto internacional de la compañía.

Ricardo durante su viaje a Chile en 2015.

¿Cómo surgió la idea de hacer vinos en Chile?

Surge a través de un amigo mío, llamado John Obilinovic. Nos conocimos en la Universidad, en Estados Unidos, donde yo hice parte de mi formación. Al acabar nuestros estudios él montó una importadora de vinos, con la que de hecho trabajamos. Hace 5 años, paseando por la calle Laurel, en Logroño, nos comentó la idea de hacer algo juntos en Chile, y ahí nació todo. Yo vi que Chile estaba en un proceso de revolución muy importante, con zonas muy interesantes que son poco conocidas. Es un poco la España de los años 70 en lo que al vino se refiere, como cuando zonas como Priorat o Bierzo, con miles de años de tradición, eran poco conocidas.

¿Quién forma parte de la expedición de Vintae en Chile?

Hemos ido John, que es nuestro enlace allí; Raúl Acha, que es nuestro director técnico; Pedro Balda, que es uno de los enólogos riojanos que mejor conoce los vinos de Chile, y yo.

¿Por qué habéis elegido la zona sur del país siendo la más complicada para vinificar?

La elegimos porque es la zona que conserva un tipo de viticultura más ancestral. Además nos hemos encontrado un tipo de viñedo trabajado en secano, sin regadío, con unas condiciones más frescas y húmedas, y donde crecen mejor las variedades autóctonas del país. Me recuerda un poco al Bierzo en España.

¿Qué significa Küdaw y por qué elegisteis este nombre para vuestros vinos chilenos?

Küdaw viene del mapuche, el idioma de los aborígenes, y quiere decir “el cuidado de la tierra”. Es una palabra un poco espiritual que habla de la relación que tiene el hombre con el campo.

Ricardo catando en Sauzal, la zona donde se elabora Küdaw Nativo País.

Cuéntanos un poco la operativa del proyecto. ¿Con cuántos viticultores trabajáis?, ¿En qué bodega vinificais?

Nosotros hacemos un viaje en febrero, que vinícolamente hablando es el equivalente a nuestro mes de agosto, ya que las uvas están en pleno proceso de maduración. En ese viaje visitamos todos los viñedos y viticultores que nos interesan. Para cada vino trabajamos con un viticultor diferente. Nos recorremos muchas zonas hasta que encontramos a la gente que comparte nuestra filosofía y tiene las viñas que nos gustan. Para la vinificación mandamos a un enólogo a hacer las vendimias, usando las instalaciones de una bodega que alquila sus espacios a gente como nosotros, cediéndonos depósitos pequeñitos para hacer producciones limitadas. Y a lo largo de todo el año, un enólogo trabaja a tiempo parcial para nosotros en este proyecto. A la vez, John es nuestro enlace allí permanente.

Habéis elaborado dos gamas: Pacífico y Nativo. ¿Qué diferencias vamos a encontrar entre ambas?

Nativo representa la viticultura ancestral y está elaborado con variedades autóctonas, es la vuelta a los orígenes de Chile, por eso el nombre de Nativo. Pacífico lo obtenemos de zonas más extremas. En Chile te das cuenta que el Océano Pacífico determina el clima, y es más importante la cercanía con el océano que estar más al norte o al sur. Para la gama Pacífico utilizamos variedades internacionales como la Sauvignon blanc.

¿Cómo es la viticultura en Chile?

Hay dos extremos: por un lado es un país muy industrializado, con una viticultura de regadío, grandes extensiones con parrales o espalderas y rendimientos muy elevados. Después está la parte rural, con una viticultura ancestral, sin productos químicos, trabajada con mano de obra local y laboreo con animales; aquí todavía no ha llegado la mecanización y los tractores son escasos.

En Chile también habéis querido recuperar viñas abandonadas, como hacéis en España. ¿Cuál es la principal causa del abandono de los viñedos en ese país?

La historia se repite en todo el mundo. Las zonas en las que hemos estado, en el sur, son zonas que están teniendo mucho éxodo rural. Los hijos de los viticultores no se quieren dedicar al campo. La mayoría de los viticultores que quedan son muy mayores, y las generaciones siguientes se han ido a vivir a las grandes ciudades como Santiago de Chile y no les atrae el viñedo. Esas zonas requieren que haya proyectos como el nuestro, que demuestren que se pueden hacer vinos de gran calidad ennobleciendo el campo.

Richi a caballo durante su visita a Chile.

Vuestro proyecto también tiene un compromiso social con el entorno, ayudando a los viticultores de la zona a vivir mejor.

Para que te hagas una idea, la uva de esa zona es la peor pagada de todo Chile. Son zonas que no han estado valoradas, las uvas han sido destinadas a hacer vinos de mezcla de los grandes productores que trabajan en el país o para vinos que se venden localmente a precios muy bajos. Lo que queremos es poner en valor esas zonas. Es un caso similar a lo que pasó en el Priorat hace unas décadas, cuando llegó gente como Álvaro Palacios. Ahora ellos han dado valor al Priorat y se pueden permitir el lujo de mantener el patrimonio que es el viñedo viejo. Ese es nuestro objetivo.

¿Cuáles son los mayores riesgos de hacer vino en Chile?

Los terremotos son un riesgo muy alto siempre, aunque nosotros afortunadamente no hemos sufrido ninguno de gran envergadura. Lo que sí hubo este año fue un gran incendio que destruyó más de medio millón de hectáreas. Se dio una circunstancia excepcional que ellos llaman ‘La regla del 30/30/30’ (más de 30ºC de temperatura, menos de 30 grados de humedad relativa y vientos de más de 30 km/h). Esta circunstancia arrasó buena parte del sur chileno.

¿Qué enseñanza habéis sacado de esta experiencia?

Es nuestra primera experiencia internacional y nos ha enseñado a valorar lo maravilloso y diverso que es el mundo del vino. Lo que nos motiva es ir a un país nuevo y combinar el respeto con el intento de ser pioneros, siempre manteniendo sus tradiciones. Nosotros nos hemos unidos a un movimiento en el que pequeños productores como Renan Cansino o Garage Wine Co. están luchando por dar a conocer esas zonas. Entre todos debemos intentar mostrar al mundo los valores de esas zonas y que los viticultores se puedan sentir orgullosos de lo que tienen y poner en valor su trabajo.

Después de Chile, ¿Dónde os gustaría que fuera vuestra propia aventura?

Vamos poco a poco, pero nos gusta mucho la zona de Norteamérica. Hemos estado visitando mucho la costa oeste de Estados Unidos. Es una zona donde la industralización y las variedades internacionales llegaron con mucha fuerza después de la prohibición, pero creo que tiene un origen que merece la pena ser contado. De momento es solo un sueño, y los sueños a veces se convierten en realidad y otras veces no.